23.11.07

Requiesce in pacem

“A quienes buscan, descubren, persiguen y atacan con tenacidad y furia, más que a los delincuentes, es a aquellos ciudadanos que no piensan ni dicen lo que les han ordenado sus amos, los jefes de la policía, los inventores de las leyes, los dueños de la tierra y el dinero”


Fernando Fernán Gómez, explicando la violencia terrorista de los anarquistas como pura defensa propia ante la malévola policía del Régimen. (visto en Presente y Pasado)

Al alba con viento de levante se enterró semejante inteletual, así se refieren a él los medios, con su féretro envuelto en una bandera de la CNT y el presidente por accidente asistiendo a su enterramiento. Si me cayese bien me daría lástima, pero en fin...
Dios es justo, cruelmente justo.

2 Comments:

At 4:42 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hombre, hombre, hombre...
Esto es una reafirmación del ser humano podrido, borrico, radical y gañán.
Como se puede descalificar a Fernando
Fernán Gómez, actor de las más grandes películas del cine ESPAÑOL,entre ellas Belle epoque, academico de la RAE, director de éxito reconocido, novelista de éxito reconocido.
No me jodas, si vas de español, tendrías que estar orgulloso de este artista total, que es un auténtico lujo. Como yo lo estoy de la obra de José Cela, a pesar de que se merecía unos kg de goma2 debajo de su coche mientras vivía.
Me encanta ver como te autodegradas donLUISTEIRA por ideas políticas. Quién lo diría...

 
At 12:20 a. m., Anonymous Anónimo said...

Como diría un gran locutor de radio: Luis, Luisito, Luisete. Me resulta cuanto menos curioso que sea Pío Moa el que hable de abrazafarolas y cambiachaquetas, pues el debería presentarse el primero a la audición.

La bandera cenetista estoy prácticamente seguro de que fue su última gran función, su última gamberrada, pues don Fernando no era el que aparentaba, sino que sólo conocíamos a su personaje, al igual que sólo conocimos el de Cela.

En cualquier caso, no se debe juzgar la talla intelectual por sus ideas, pues entonces Quevedo, Góngora, o los dos, ya estarían encerrados en el más empolvado cajón de la historia, y no es así.

Y si bien Fernán Gómez no ha llegado a ser nuestro Molière, príncipe de los actores, sí, al igual que este, ahora hace de muerto, y ¡vive Dios! que lo hace bien.

 

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