7.3.08

16 y 17

La clase poderosa elegirá dos posibilidades, ambas seguras para ella, y dará entonces a la democracia la gratificación de elegir una u otra. El señor elegirá dos cosas tan parecidas, que no le importaría escoger entre ellas al azar... y entonces, como una broma inmensa, permitirá que los esclavos escojan.

Miscellany of Men, G.K. Chesterton



Quería escribir sobre lo ridículo que se está poniendo Mariano venga niñas para aquí y para allá. La foto de portada de El Mundo de hoy, por ejemplo, da pavor sólo de pensar en que esa niña tan mona, con la boca medio abierta, es abrazada por el señor de Pontevedra mientras éste la mira con ojos desorbitados con la boca también abierta dirigiéndose hacia ella... Haber leído a Nabokov me hace pensar muy mal de nuestro H.H. Rajoy.

Quería escribir también sobre el mitin de de la Vega en un instituto de no sé dónde. Realmente mezquino rebajarse a esos extremos, aunque para que se consume una rebaja intelectual hay que presuponer una elevación anterior que, en este y muchos otros casos, es una presunción excesiva.

Querría hablar de extrañas cosas que generan las campañas, como que chicos de las juventudes del BNG, sin ningún distintivo de este partido, repartiesen por el campus unas pegatinas contra el voto al PP, portando unas camisetas ad hoc con el mismo lema. Como que Felipe González no resulte vomitivo en un mitin, siendo como ha sido el responsable de escándalos de todo tipo: desde estafas, hasta crisis de empleo inauditas pasando por el terrorismo de Estado.

Hubiese querido hablar de otra cosa, pero resulta que hoy -una vez más- ETA se posiciona en campaña en un guiño de difícil interpretación. Hoy, como hace cuatro años, ETA pretende intervenir en el prólogo más inmediato de las elecciones -esta vez sin enmascararse- para marcar a su gusto el devenir de las votaciones.

Este país está para que hacérselo mirar. Otra vez a vivir cuatro años cargando la losa que determinaren los resultados de una jornada coaccionada por el terror vasco. Y mientras tanto, Rajoy se acuerda ahora de que el Partido Popular debería haber planteado la vuelta a la lucha contra el terrorismo como eje programático.
Perdónalo, Señor, pero es que ya se sabe que las niñas quitan mucho tiempo.