11.9.06

Cinco años más tarde...

En el día de hoy se cumplen cinco años de la catástrofe del 11-S. Este brutal atentado terrorista, perpetrado por fundamentalistas islámicos contra los símbolos del capitalismo en los EEUU, y por extensión, contra la civilización occidental y el orden mundial establecido, ha sido el desencadenante de gran cantidad de decisiones que se han revelado trascendentales en este recién comenzado S.XXI y ha tenido sus "ecos" en forma de nuevas acciones terroristas que han golpeado prácticamente todos los puntos del globo.

A día de hoy, pocas cosas han cambiado en el aspecto estructural a nivel global. El liderazgo de EEUU, aunque cada vez más cuestionado (y precisamente por ello, cada vez más necesario en este trance) sigue vigente, con el apoyo más o menos decidido de las principales democracias. El radicalismo de ciertos sectores del mundo islámico continúa, asimismo, en aumento, en tanto que la población adscrita a esta confesión religiosa no deja de aumentar en Europa (en gran medida gracias al actual gobierno de España).

En nuestro país, sin embargo, sí han tenido lugar ciertos cambios de gran importancia desde aquel fatídico día de 2001. Otro día 11, en este caso de marzo, un atentado sobre el que penden todavía infinidad de incógnitas (incluida la más importante: la identidad de sus responsables intelectuales) modificó el sentido del voto de miles de españoles, provocando la victoria del partido que había hecho, durante los meses anteriores, de la propaganda contra la guerra de Irak, su bandera.
Este partido, que aprovechó la impopularidad de las intervenciones militares auspiciadas por el gobierno saliente para ganar adeptos, llegó al mando de la nación carente de un programa claro y con unos aliados electorales realmente muy poco recomendables.
Una vez en el gobierno, continuaron las críticas a los EEUU, Gran Bretaña e Israel, y se buscó el acercamiento con los más radicales enemigos de estas naciones: los líderes populistas sudamericanos y las teocracias musulmanas. El resultado (la nefasta pérdida de peso internacional y el cambio de unos aliados fuertes por otros denostados por todos y realmente poco beneficiosos) ya lo conocemos.

Cabe reflexionar pues, en este quinto aniversario de la masacre que trastornó al mundo, sobre la errante actitud en materia de política exterior adoptada por ciertos países (en particular, algunos países europeos, especialmente el nuestro) en un momento en que tendríamos que permanecer al lado de nuestros aliados en la lucha contra el terror en lugar de abrir la mano con los gobiernos que sustentan y dan cobijo a estas organizaciones que tanto se benefician de la desunión de los demócratas.

Cinco años más tarde, no sólo tenemos que lamentarnos por la gente que allí falleció o fue herida, sino también por las víctimas de muchos otros atentados que se han producido desde entonces y, sobre todo, por la falta de firmeza de ciertos gobiernos (a la cabeza, el nuestro) ante los causantes de todo esto.

La respuesta no está en la Alianza de Civilizaciones (o como se llame el chiste este inventado por ZP), sino en la derrota total y definitiva de los terroristas, que ha de ser conseguida con la colaboración de todas las naciones democráticas y por todos los medios disponibles.

1 Comments:

At 6:35 p. m., Blogger Inkisitor said...

No puede ser que cuando te convierten en objetivo o víctima de un atentado te preguntes qué habrás hecho mal para que unos señores "tan sensatos" como los terroristas tomen represalias contra ti...

 

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