Another way of life...
Pues resulta que en Barcelona hay okupas. Eso sí, son buenos chavales, algo así como "los chicos de la gasolina", como bautizó Arzalluz a la kale borroka, con la que comparten aficiones (también les van los cócteles) y tendencias políticas.
La Truquillo, inquirida por el tema del incremento de la presencia okupa en Barcelona (Barna, ciudad moderna, alternativa y progresista, donde todo tipo de elementos antisistema tienen cabida) se limitó a quitar hierro al asunto, muy en la línea de la progresía tolerante con lo radical (siempre que ese radicalismo esté del lado "bueno"), afirmando que estos jóvenes simplemente tienen "otro estilo de vida".
Sí, el del terrorismo callejero y el quebranto sistemático de las normas sociales.
Que una sociedad tenga que lidiar con cierto número de descerebrados, es inevitable. Que los descerebrados cuenten con apoyo entre los representantes del pueblo, es inadmisible. Como los okupas son amiguitos de ERC e ICV, pues el PRISOE no está autorizado a indignarse ante las hazañas de estos terroristas de bolsillo, no vaya a ser que se queden sin aliados, ahora que con tanto sacrificio han conseguido reeditar el tripartido y perpetuarse en el poder.
Por tanto, la Nación Catalana es un paraíso de los antisistema, y si a ciento cincuenta individuos se les ocurre atrincherarse en unas naves industriales delante de las narices de la policía, pues la policía (perdón, los Mossos d´Esquadra) no hará nada por evitarlo. Si el principal equipo de la ciudad (sin desmerecer al Espanyol) se proclama campeón de Europa, pues los okupas salen de fiesta, mezclados con los aficionados culés, y rompen escaparates e incendian contenedores. Cada manifestación es una oportunidad para practicar sus aficiones: lapidación del policía, piromanía urbana, destrucción de mobiliario público, y un largo etcétera.
En fin, ya les dijimos que era otro estilo de vida, hay que entender a los chiquillos.
Más allá de la tolerancia mostrada ante estos movimientos, ya de por sí incomprensible, resulta que el gobierno autonómico (todavía, y con matices, "autonómico") de Cataluña se hace eco de sus pretensiones y aprueba una ley en virtud de la cual podrán ser expropiadas las viviendas que lleven dos años desocupadas y cuyos propietarios hayan rechazado alquilarlas. El acabose.
Y yo que pensaba que los Estados occidentales modernos se basaban en el reconocimiento y la garantía de una serie de derechos inviolables entre los que la propiedad privada ocupaba un lugar preeminente... Ignorante de mí.
Resulta que usted se compra una vivienda y, como en dos años no se haya pasado por allí, pues se la quitan. Por especulador. Por malnacido. Menudo descaro, pagar un inmueble honradamente, con el sudor de su frente, y pretender conservarlo. ¿Habrase visto semejante desfachatez? Así no se contruye el futuro de una sociedad plural y tolerante, oiga.
En fin, que ya sabíamos a qué atenernos con estos personajes, pero, aún así, nunca dejarán de fascinarnos. (Aunque igual el hecho de que el consejero de Vivienda catalán sea comunista nos daba ya una pista de por dónde irían los tiros...).
Los tripartitos también tienen, y tendrán por cuatro años más (si Montilla-Nocilla "el chico de los dos millones de euros" aguanta) their own way of life.
La Truquillo, inquirida por el tema del incremento de la presencia okupa en Barcelona (Barna, ciudad moderna, alternativa y progresista, donde todo tipo de elementos antisistema tienen cabida) se limitó a quitar hierro al asunto, muy en la línea de la progresía tolerante con lo radical (siempre que ese radicalismo esté del lado "bueno"), afirmando que estos jóvenes simplemente tienen "otro estilo de vida".
Sí, el del terrorismo callejero y el quebranto sistemático de las normas sociales.
Que una sociedad tenga que lidiar con cierto número de descerebrados, es inevitable. Que los descerebrados cuenten con apoyo entre los representantes del pueblo, es inadmisible. Como los okupas son amiguitos de ERC e ICV, pues el PRISOE no está autorizado a indignarse ante las hazañas de estos terroristas de bolsillo, no vaya a ser que se queden sin aliados, ahora que con tanto sacrificio han conseguido reeditar el tripartido y perpetuarse en el poder.
Por tanto, la Nación Catalana es un paraíso de los antisistema, y si a ciento cincuenta individuos se les ocurre atrincherarse en unas naves industriales delante de las narices de la policía, pues la policía (perdón, los Mossos d´Esquadra) no hará nada por evitarlo. Si el principal equipo de la ciudad (sin desmerecer al Espanyol) se proclama campeón de Europa, pues los okupas salen de fiesta, mezclados con los aficionados culés, y rompen escaparates e incendian contenedores. Cada manifestación es una oportunidad para practicar sus aficiones: lapidación del policía, piromanía urbana, destrucción de mobiliario público, y un largo etcétera.
En fin, ya les dijimos que era otro estilo de vida, hay que entender a los chiquillos.
Más allá de la tolerancia mostrada ante estos movimientos, ya de por sí incomprensible, resulta que el gobierno autonómico (todavía, y con matices, "autonómico") de Cataluña se hace eco de sus pretensiones y aprueba una ley en virtud de la cual podrán ser expropiadas las viviendas que lleven dos años desocupadas y cuyos propietarios hayan rechazado alquilarlas. El acabose.
Y yo que pensaba que los Estados occidentales modernos se basaban en el reconocimiento y la garantía de una serie de derechos inviolables entre los que la propiedad privada ocupaba un lugar preeminente... Ignorante de mí.
Resulta que usted se compra una vivienda y, como en dos años no se haya pasado por allí, pues se la quitan. Por especulador. Por malnacido. Menudo descaro, pagar un inmueble honradamente, con el sudor de su frente, y pretender conservarlo. ¿Habrase visto semejante desfachatez? Así no se contruye el futuro de una sociedad plural y tolerante, oiga.
En fin, que ya sabíamos a qué atenernos con estos personajes, pero, aún así, nunca dejarán de fascinarnos. (Aunque igual el hecho de que el consejero de Vivienda catalán sea comunista nos daba ya una pista de por dónde irían los tiros...).
Los tripartitos también tienen, y tendrán por cuatro años más (si Montilla-Nocilla "el chico de los dos millones de euros" aguanta) their own way of life.