Arrodíllense ante un hombre como Dios manda

A mí no tiene que ganarme, llevo tiempo encandilado con su estilo de hombre hecho a sí mismo, con sus excentricidades y su tremenda ciudad de Seseña. No me han intoxicado respecto a don Francisco Hernando mediocres comunicadores y politicastros que, bañados en envidia, años ha que pretenden sembrar de duda -incluso apariencia delictiva- los hechos de este señor.
No sólo se pasa por el forro los precios habituales de vivienda, ofreciendo lo más barato para reventar a la competencia (favoreciendo al consumidor, por cierto) y convertirse en un
opulentísimo personaje.
También tiene
un corazón tremendo. Pero esto, en un capitalista, no es noticia.